Gustavo Upegui Arango, paciente de nuestra Clínica Cardio VID nos cuenta el testimonio de su cirugía de corazón abierto, con el fin de animar y motivar a todas las personas que como él tienen en este procedimiento, una oportunidad de vida.
“Cuando tenemos problemas de salud, hay tres aspectos importantes que debemos tener muy claros para el buen manejo de la enfermedad: la causa o el origen de ella, los efectos que producen en la salud, los procedimientos y medicamentos que permitan soportarla y/o curarla.
Entre las enfermedades más comunes que padecemos los seres humanos en todo el mundo, están las que tienen que ver con el funcionamiento del corazón, y ante la frase: “Cirugía de corazón abierto”, la primera impresión que la mayoría de las personas tenemos es de miedo y, en mi caso particular, era de pánico y terror.
Debo aclarar que lo que voy a narrar a continuación es fruto de mi experiencia como paciente sometido a la cirugía mencionada y como tal, debe interpretarse como un concepto personal.
Opté por enfrentarme al “coco” que me atormentaba, después de una prueba de esfuerzo positiva para isquemia miocárdica que derivó en un cateterismo, que dio como resultado seis vasos sanguíneos obstruidos, situación ante la cual una junta de cardiólogos determinó que la mejor opción para tratar esta deficiencia era la tan temida cirugía.
Mi procedimiento consistió en colocarme tres puentes por los que circula la sangre que no lo puede hacer por los vasos obstruidos, para ello se me extrajo una de las venas safenas que poseemos en las piernas y que sirve como repuestos para estos casos.
La cirugía se programó y efectuó el 30 de diciembre de 2015, e increíblemente lo que al inicio era un martirio para mí, se convirtió en una bendición de Dios, a quien encomendé mi situación. La mítica cirugía de corazón abierto, se convirtió en una “CIRUGÍA DE CORAZONES ABIERTOS”, pues todas las personas que directa e indirectamente intervienen en este proceso, abren sus corazones para tratar de obtener el mejor resultado de la intervención.
Profesionalmente y con un alto grado de compromiso, el personal de vigilancia, aseo, sacerdotes, religiosas, administrativos, los médicos generales, cardiólogos, enfermeros y enfermeras, se esmeran en entregar todo de sí, para lograr que quien se somete a la intervención quirúrgica, sienta el respeto y total respaldo que ellos le brindan. Y de verdad que lo logran, pues, sin interesar el resultado médico, lo más importante para mí es haber tenido la oportunidad de conocer personas tan especiales que cambiaron positivamente el sentido de vida con que se sale de esa Institución.
Doy gracias Dios, y a todos aquellos que tuvieron que ver con mi procedimiento, un Dios les pague… nunca dejen de ser tan, pero tan buenos seres humanos. Para todos aquellos que deban someterse a este procedimiento, sólo puedo decirles que no le teman a esta cirugía, encomiéndense a Dios y dejen que el equipo de profesionales desempeñen sus funciones como muy bien lo saben hacer, pues estamos ante los mejores cardiólogos de Latinoamérica unidos a un grupo de profesionales en cada una de sus áreas que hacen que esta no sea una cirugía de corazón abierto, sino una “CIRUGÍA DE CORAZONES ABIERTOS”.